Wednesday, December 19, 2012

10 Consejos Sobre el Cuidado de los Niños en la Playa


Viajar con niños puede ser una experiencia maravillosa que forje uno de nuestros recuerdos más felices en familia. Sin embargo, si no se tienen los cuidados adecuados pueden presentarse algunos inconvenientes.


Además de los consejos tradicionales de no perderlos de vista, evitar que se lleven las manos sucias a la boca y proveerlos de un bañador adecuado a su peso y edad, éstos son los consejos que los expertos ofrecen para asegurar el cuidado de los niños en la playa.

1. Evitar asolearse, nadar o jugar en la playa de las 12:00 a 16:00 horas. Los especialistas recomiendan ir temprano por la mañana o por la tarde. Y nunca durante más de dos horas seguidas. Esto porque los rayos ultravioleta pueden causar serias quemaduras en la piel infantil, por lo que es recomendable jugar en la playa o nadar sólo por breves espacios de tiempo.

2. El protector solar es muy importante. Sin él, no hay playa. El factor mínimo de protección debe ser de 25 o de 30, si los pequeños tienen la piel muy blanca, y tiene que aplicarse cada dos horas o después de cada baño. En el caso de los bebés, cuando son menores de seis meses, jamás deben exponerse a la luz directa del sol, ya que su piel es muy delicada y pueden quemarse. Vale mencionar que además del protector solar los lentes de sol, sombrillas y sombreros nunca están de mal. Lo importante es no exponerse nunca a la luz directa del sol.

3. El calor es tan peligroso como el sol, sobre todo, porque se va en su busca y a menudo uno se olvida de prestarle atención. De nada sirve esmerarse con el protector solar si, al mismo tiempo, no se previene a los pequeños de las altas temperaturas. 

4. Es fundamental mantener a los niños frescos e hidratados. Se debe ofrecerles agua de manera continuada, aunque digan que no tienen sed. Es recomendable ingerir al menos dos litros de líquidos al día.

5. El agua, los zumos frescos o las frutas con alto contenido de líquido (como la sandía o la mandarina, que además son dulces) son estupendos aliados.

6. No tapar en exceso a los bebés para que no sufran un golpe de calor. Preferir la ropa de algodón, lino y telas frescas naturales, no sintéticas.

7. Evitar los chapuzones intempestivos. Los cambios bruscos de temperatura son peligrosos. Es mejor acercarse poco a poco y mojar a los pequeños en distintas zonas hasta que se aclimaten a la temperatura del agua. Jugar y repentinamente meterse a la alberca puede propiciar enfermedades respiratorias.

8. Los niños nunca deben meterse al mar sin la supervisión y la compañía de un adulto. 

9. A la hora de elegir flotadores, es mejor optar por los manguitos y descartar los que rodean toda la cintura, ya que las olas pueden dar vuelta al niño y dejarlo con la cabeza bajo el agua. Preferir un chapoteadero.

10. Es conveniente elegir playas que cuenten con socorristas acreditados, estén bien comunicadas, tengan cerca los servicios imprescindibles (duchas, un lugar donde comprar agua fresca o comida) y una buena señalización.

Ahora, aunque parezca muy obvio, vale que recordemos esto:
Lo más importante a la hora de que los niños se metan en la piscina es que sepan nadar. Por lo tanto, lo mejor es que acudan a clases de natación. Cuánto antes aprendan a flotar y nadar, antes serán capaces de reaccionar ante caídas imprevistas. Ahora, el hecho de que el niño haya tomado clases de natación no implica que dejemos de prestarle atención, puesto que pueden cansarse o confiarse en exceso.

 Los niños no conocen las normas de la piscina, si no se les explican previamente, por ello debes enseñarles a comportarse de la manera más segura posible no tirarse al agua encima de otros niños, evitar los juegos peligrosos y otros.

Por supuesto, el mayor peligro que corren los niños en la playa o en la piscina es ahogarse. Sin embargo, además de las imprudencias, existen otros factores que pueden provocar que esto ocurra y a los que a veces no prestamos mucha atención, como es el caso de la digestión.

El problema no está en que el niño se sumerga en la piscina inmediatamente después de comer, como hemos creído desde hace muchos años, sino en que ocurra el llamado proceso de hidrocución. Es decir, cuando estamos comiendo pasamos un buen rato expuestos al calor. Si, además, se trata de una comida copiosa, nuestro cuerpo alcanza una temperatura elevada. Tenemos que evitar que nuestro cuerpo pase inmediatamente de esta alta temperatura a la temperatura del agua, porque entonces se producirá un choque de calor que puede hacer que lleguemos a perder el conocimiento.

 Por ello, no es necesario que los niños pasen dos horas sin comer, ni mucho menos, la precaución está en acercarnos con el niño al agua e ir mojándole poco a poco los brazos, las piernas, la nuca...hasta conseguir que su temperatura corporal baje y evitemos cualquier tipo de peligro.

Los bebés también se merecen un pequeño baño en la piscina, pero con ellos debemos extremar aún más las precauciones. Nunca deben estar solos en el agua, puesto que sus movimientos son más 'torpes' y probablemente sufran constantes caídas. Si el niño se mantienen de pie, lo mejor es permanecer todo el rato en una piscina para niños, de forma que pueda manejarse el sólo siempre con cuidado de estar atentos por si se cae.

¿Te atreves a disfrutar, ahora sí, de las mejores vacaciones con tus niños en una maravillosa playa o alberca?

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